Visitamos el Obispado. Edificio entrañable para María Rosa por toda la tramitación que tuvo que realizar, especialmente durante el periodo de la fundación del Instituto.
¡Cuántas veces subió esta escalera gótica!
Consultas, peticiones, orientaciones… todo un abanico de preguntas y respuestas entre ella —Fundadora de una Congregación—, y el Vicario Capitular de turno, Ángelo Sancho o Ramón Manero. Después, con el obispo Vilamitjana, gran amigo y bienhechor del nuevo Instituto.
Una vez en el interior del edificio, podemos subir por la escalera volada gótica, que ella pisó tantas veces ... LEER MÁS
Más ...
Podemos subir por esta escalera volada que ella pisó tantas veces, llevando dentro los deseos que dieron sentido a su vida: ser hija de la Iglesia. Pensamiento que polarizó su vida. María Rosa vivió a plenitud su vocación de hija de la Iglesia y la amó con gran ardor. Hasta el punto de dar el paso que hizo posible el nacimiento de la Congregación. La Madre, “no pudiendo sufrir por más tiempo la orfandad espiritual en que se hallaba el Instituto, pide ser admitida, ella y sus hermanas, bajo la autoridad eclesiástica”. Aquí nace nuestra historia, bajo la guía y custodia del Espíritu que siempre impulsa a la comunión.
Aquí podremos visitar la sala de recepción y la capilla. Si lo deseamos podemos descansar un momento. Y cada uno y cada una en su interior -en un momento de silencio-, puede dar gracias a Dios por el don de la fe recibido en el bautismo. Renovamos el don recibido de ser hijos de la Iglesia.
Después podemos visitar la Catedral, para admirar su arte y acercarnos al altar de la Virgen de la Cinta, patrona de Tortosa. Aunque esto depende del horario. Ya que actualmente la catedral se visita junto con la entrada a la Exposición permanente.
(Ver el enlace: http://www.tortosaturisme.cat/que-ver/la-catedral-de-tortosa-y-la-exposicion-permanente)
​
Un poco de historia
El 14 de marzo de 1857, María Rosa acompañada de una hermana, sube las escaleras del obispado. Pregunta por el Vicario capitular, dan Ángelo Sancho, y le entrega un importante documento. Se trata del escrito firmado por María Rosa Molas y las once Hermanas presentes entonces en las tres comunidades de Tortosa. Es el documento en el que piden a la autoridad de la iglesia ser admitidas bajo su protección y dirección en lo espiritual. El día 6 de abril, reciben la respuesta afirmativa por parte del obispado. Se toma a estas doce Hermanas bajo “la obediencia, protección, y dirección en lo espiritual”, tal como lo han solicitado. Los primeros pasos de fundación están dados.
Viene luego la comunicación con el ayuntamiento que también da su aprobación.
Y el 14 de noviembre de 1858 reciben el nombre con el que son conocidas en el mundo. “Atendiendo a las obras en que de ordinario se ejercitan las Hermanas (…) se dirigen todas a consolar a sus prójimos (…) he creído conveniente imponer por nombre a esa Comunidad, y a las demás que de ella tomaren origen, Congregación de Hermanas de la Consolación”.
Una pregunta
Hermana Carmen, has vivido muchos años en Tortosa y te gusta dar detalles de nuestra historia. ¿Nos dices algo más relacionado con nuestra Madre Fundadora?
Mira, sí. En la capilla del Santísimo de la catedral, el 7 de diciembre de 2000 se inauguró el retablo de los Santos Tortosinos: San Francesc Gil de Frederich, el Beato Manuel Domingo y Sol, nacidos en Tortosa y bautizados en esta parroquia, y Sta. Mª Rosa Molas y San Enrique de Ossó, que trabajaron apostólicamente aquí. Es obra del pintor César Díaz Naya, que vive en Castellón.
Y otra cosa que tiene su interés. Durante la guerra civil los restos de María Rosa Molas fueron escondidos en la catedral, en una de las columnas delante de la sacristía. Se trasladaron de la iglesia de la Casa madre en previsión de que fueran expulsadas las Hermanas y el edificio incautado. En parte no sucedió porque la Casa funcionó como hospital de campaña, y quedaron algunas hermanas como enfermeras.
​
En ruta
De aquí pasamos a plaza Dels Estudis desde la calle de la Mercé, dejando a la derecha la casa Grego de estilo modernista y el portal del Romeu, lugar emblemático de la ciudad amurallada. Llegamos al actual edificio de los juzgados.
​
