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   CASA MADRE   

Esta es la Casa Madre que fue el sueño que María Rosa Molas que no pudo ver realizado: el disponer de una casa para la formación de las novicias.

Fue el 13 de junio de 1878 cuando se puso la primera piedra y, el 4 de octubre de 1880 se instalaron las hermanas y Novicias en la nueva casa matriz y noviciado. 

Esta es la Casa Madre que muchas hermanas han conocido hasta las nuevas obras de 1987, con un patio interior rodeado de un artístico claustro, formando un cuadrado.

Actualmente la Casa madre acoge la residencia de hermanas mayores y la comunidad de hermanas que les atienden y acompañan en esta etapa de sus vidas.

También se dedica una parte a casa de espiritualidad, que está disponible para acoger grupos de hermanas y laicos que se acercan a la Casa madre para participar de encuentros de formación, de renovación o ejercicios espirituales, así como de celebraciones diversas, fiestas congregacionales, profesión de hermanas.

Un poco de historia

 

Hasta 1868 el primitivo Noviciado —instalado en la misma Casa de Misericordia— pasa a otro pequeño edificio, comprado por María Rosa situado en la esquina de la Carretera de Cherta. La Casa de Misericordia se seguía considerando la Casa Madre de la Congregación, donde residía María Rosa.

           

Dos años después de la muerte de María Rosa, el 13 de junio de 1878, aniversario de la instalación del Noviciado en este edificio, se pone la primera piedra para construir un buen Noviciado, en el mismo espacioso huerto que ocupaba aquel. Se construye este edificio bajo la iniciativa y dirección del Obispo Vilamitjana que «lo costeó todo de su bolsillo». Tiene su explicación. Como la aspiración de María Rosa era tener un buen Noviciado y Casa Madre capaces y éstos eran también los deseos del Prelado, cuando se divulgó que el Gobierno pagaría los atrasos al clero, se le oyó decir más de una vez: «Hemos pasado los años de esterilidad sin contraer deudas y, si me pagan los atrasos, me veré con una cantidad que nunca me he visto. Entonces haré un buen Noviciado para las hermanas». Así lo hizo. Era entonces General Madre María Teresa Bartolomé.

           

En 1907 se construye un nuevo cuerpo de edificio siguiendo la calle de la Beneficencia (hoy Carrer Santa María Rosa Molas) y se prolonga después hasta la Carretera de Cherta, incluyendo allí la casita que la Madre había comprado y utilizado para primer Noviciado. En 1915, con motivo de las fiestas centenarias del natalicio de María Rosa, se trasladan sus restos, desde el cementerio del Jesús a la capilla de esta Casa madre.

           

En 1926, con motivo de las Bodas de Diamante del Instituto, se coloca en el patio central, sobre el brocal de la cisterna, un hermoso monumento al Corazón de Jesús, obra de los hermanos Cerveto de Tortosa

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En 1936 se incautan del edificio los republicanos, viéndose obligadas las hermanas a salir y entregar las llaves. Finalizada la guerra, vuelven las hermanas a la Casa Madre el 17 de enero de 1939, a los cuatro días de ser liberada Tortosa. 

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En 1956 se inaugura la iglesia de la Casa Madre, siendo General Madre Mª del Pilar Salas. Una hermosa iglesia de estilo basilical romano que serviría de marco para las grandes efemérides consolacionistas.

           

En noviembre de 1980 se derriba la parte antigua de la Casa Madre por su mal estado de conservación, después de un siglo. Y el 11 de junio de 1984 tiene lugar la bendición e inauguración de la nueva Casa Madre, siendo General Madre María del Carmen Colera.

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Una pregunta


¿Qué significa esta Casa?

Es el sueño de María Rosa cuando imaginaba su noviciado.

Es la fuente a la que las hermanas y cuantos se sienten vinculados al carisma acuden, porque aquí están los restos de la Madre para encontrar a los pies de su sepulcro el consuelo, y ponerse en camino para seguir siendo instrumentos de misericordia y consolación en las manos de Dios. Ser bendición para los hermanos.

Y otra pregunta, que dejo abierta. ¿Qué más significa para ti?

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Final de ruta

Nuestra ruta termina en esta Casa en donde nos esperan distintos espacios para visitar. 

 

Veamos.

 

Museo de Santa María Rosa Molas. En 1999 tiene lugar la ampliación del Museo, en el que se ofrece al visitante un recorrido por la vida de María Rosa, a través de objetos, recuerdos y fotografías con sus notas explicativas.

 

También se puede visitar la Exposición de nuestras obras apostólicas, en el salón de entrada, y el Museo de objetos litúrgicos, en la sacristía de la Iglesia.

 

La Iglesia donde encontramos el retablo-sepulcro de María Rosa Molas.

La Iglesia es de estilo basilical romano, de tres naves y planta de cruz latina. Preside el presbiterio, la imagen de Ntra. Sra. de la Consolación, talla de Rius, escultor barcelonés.

El Retablo-sepulcro de Santa María Rosa Molas, es obra del artista valenciano Vicente Llorens Poy, quien supo enlazar, con el mejor gusto artístico, el espíritu y la misión consoladora de la Fundadora de la Congregación. Bronce y piedra se conjugan para darnos, en una armónica visión, el carisma y la obra de Santa María Rosa Molas.

Aquí están los restos de una gran mujer, sencilla y grande, que «vivió el desafío humanizante de la civilización del amor».

 

Mural-mosaico: Realizado con la técnica del trencadís, que en catalán significa « quebradizo o mosaico », es una técnica de cerámica quebrada que se utiliza para el revestimiento de superficies, y que aporta una gran belleza a las obras. Este mosaico ideado y realizado por la hermana Lisett Ochoa, en conmemoración del año de la Misericordia, "plastifica" toda la historia de salvación. Jugando con las líneas, los colores y las figuras, la autora hace un recorrido desde la creación hasta nuestros días, como historia de consolación. María Rosa Molas en el centro de la imagen, nos actualiza el don de Dios. Ella elegida instrumento del amor de Dios para con el hombre y la mujer que sufren. Con María Rosa también nosotros nos podemos sumar a esta bella obra de ser consolación para el mundo.

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Y por último en esta Casa Madre se encuentra, el Archivo Histórico de la Congre­gación.

 

 

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Y hasta aquí nuestro recorrido.

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Gracias por acompañarnos y que María Rosa siga inspirando tu camino,

ahora por la ruta de la vida de cada día.

 

Un saludo muy cordial.

Hermanas de la Consolación.

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